El baño es la estancia más húmeda de la casa, especialmente cuando nos duchamos o damos un baño, cuando la humedad por condensación suele concentrarse en los azulejos, las ventanas o el techo. Por eso es importante tomar una serie de precauciones para que esta humedad no se convierta en el antiestético y peligroso moho. Y es que este hongo puede provocar ciertos problemas respiratorios, además de afear la imagen de tu baño.
La humedad que se produce en el baño es humedad por condensación (hay otros tipos de humedades: por filtración y por capilaridad). Esta aparece cuando el vapor de agua caliente entra en contacto con superficies más frías, como los sanitarios, los azulejos, las ventanas o el espejo del baño.
Su aparición, no solo es una molestia para afeitarse o maquillarse después de la ducha, sino que, como hemos comentado anteriormente, puede provocar la aparición de moho en el techo, las juntas de los azulejos, la silicona que une los sanitarios a las paredes… Además, este hongo, a largo plazo puede provocar ciertos problemas respiratorios, como dificultad para respirar, dolor de pecho, fatiga o empeorar el asma, entre otros síntomas.
Si tienes un baño con ventana, acostumbraos a abrirlas y ventilar la estancia siempre después de daros una ducha o un baño. Así se renovará el aire. Lo ideal es hacerlo a diario, incluso cuando no se ha utilizado la ducha y durante, al menos, 10 minutos.
Pero si tu baño no tiene ventanas, algo habitual en pisos y apartamentos, lo más recomendable es instalar un extractor de aire. Estos aparatos funcionan como un ventilador, pero al revés, de manera que echará el aire del interior hacia fuera. Para que sea efectivo, conéctalo durante la ducha y, cuando termines, déjalo durante unos cinco minutos más. Así se reducirá el vapor del baño y, en consecuencia, la humedad por condensación.
De nuevo, si cuentas con un baño con ventana, además de abrirlas como te hemos comentado, es importante instalar unos cristales con doble acristalamiento. Este tipo de ventanas genera un aislamiento térmico que hará que se cuele menos el frío y, además de subir la temperatura del interior, conseguirás que las paredes y los sanitarios no estén tan fríos. Así la condensación será menor.
Estos aparatos sirven para eliminar la humedad en el aire. Su funcionamiento es muy sencillo. Los deshumidificadores se encargan de filtrar el aire de la estancia para extraer la humedad. Para ello cuentan con un ventilador interior que aspira el aire con humedad, pasándolo por un evaporador que está al una temperatura por debajo del punto de rocío. Así la humedad se condensa y gotea en un depósito (que hay que vaciar de vez en cuando). Después, el aire pasa por el condensador, recuperando la temperatura ambiental y expulsándolo de nuevo al exterior.
Hay deshumidificadores muy sofisticados y silenciosos que están dotados de sistemas de ionización y filtrado de aire, que se encargan de limpiar el aire de las partículas de agua, las motas de polvo y otros microorganismos. Lo mejor es que son aparatos fáciles de mover, por lo que te podrá servir también para otras estancias en las que haya humedad.
Otra opción para reducir la humedad por condensación en el baño es aumentar la temperatura interior mediante calefactores y radiadores. Estos aparatos ayudarán a que las paredes, el techo y los sanitarios estén menos fríos, disminuyendo la diferencia de temperatura y, en consecuencia, la cantidad de vapor de agua. Conéctalos mientras te duchas para reducir la humedad por condensación. Con estos aparatos no conseguirás eliminarla del todo, pero sí disminuirla. Recuerda que, en cualquier caso, tendrás que ventilar el baño para que salga el aire cargado de humedad.
Aunque con este tipo de espejos no reducirás la humedad interior, sí que te facilitará la vida, ya que podrás maquillarte, afeitarte o peinarte cómodamente sin necesidad de pasar el espejo tras la ducha o el baño. Estos espejos poseen una resistencia en su interior, de manera que, cuando lo encendemos, regulará la temperatura de su superficie con la del ambiente del cuarto de baño, evitando que se genere vaho o eliminándolo si no lo hemos encendido mientras nos duchábamos.
Otro recurso que puedes utilizar para evitar la humedad en el baño es pintar paredes y techos con pinturas especiales antimoho. Este tipo de pinturas cuentan con compuestos específicos que las hacen impermeables, evitando que se retenga la humedad en paredes y techos. Además, crean una película porosa, facilitando así la evaporación del agua y evitando su condensación.
La mejor época para aplicarla es en verano, cuando las diferencias de temperatura entre el vapor de agua y el exterior es inferior. Después, limpia la pared y aplica la pintura.
Las juntas de los azulejos, así como la silicona de la ducha, la bañera o el lavabo, también son susceptibles de ennegrecerse debido a la condensación del agua en el baño. En este caso, también hay solución para evitar su antiestético aspecto.
En el caso de las juntas, puedes aplicar un blanqueador de juntas antimoho o siliconas especiales que evitan la aparición del temido hongo. Elimina las que tienes instaladas y aplica una nueva con propiedades antimoho, que eviten que se ennegrezcan con el tiempo.
