No es tan común ver a mascotas con claros e inequívocos síntomas de obesidad, sin embargo esta condición es más común de lo que parece. Se considera que una mascota tiene un problema de obesidad cuando éste excede en más de un 30% el peso establecido como normal para su raza y género. Aunque sin llegar a ese extremo, ya desde el 15% estaríamos hablando de sobrepeso. Esto no siempre puede verse a simple vista en cuanto a su aspecto, pero algunos de los síntomas sí son palpables pues afectan a su salud, calidad de vida y, en última instancia, a su comportamiento.
El sobrepeso y la obesidad tienen graves consecuencias sobre la salud de nuestra mascota, y la más grave y evidente es que limita en mucho su esperanza de vida. El desgaste de los huesos es mayor, se obliga a trabajar a los órganos con mayor presión y se acrecienta la probabilidad de padecer afecciones cardiacas o respiratorias. A más peso, más le cuesta hacer ejercicio, y eso revierte en un círculo vicioso que provoca aún peor salud. Su bienestar diario se reduce, por lo que su vida es menos equilibrada y feliz. Además, tanto perros como gatos pueden desarrollar diabetes, dermatitis y lipidosis hepática si su peso no es el adecuado.
Los animales se sienten responsables de su propia higiene, en un entorno silvestre estar limpio es un rasgo de salud y ésta supervivencia. Los gatos tienen una peculiar obsesión con mantenerse lo más higienizados posible y, como sabes, no solo le tienen fobia al agua, sino que no la necesitan para sus lavados. La lengua del gato dispone de unas papilas especiales en forma cónica que atrapan el pelo muerto y extraen la suciedad del pelo sano. Solo necesitan pasar horas lamiéndose. ¿Qué pasa cuando un gato tiene obesidad? Que se siente menos capaz de estirarse y de llegar a todos los rincones de su cuerpo, empieza a bajar la guardia y su higiene deja de ser completa. Dado que los gatos no permiten muchas ayudas al respecto, un gato con sobrepeso puede acabar siendo un gato sucio y vulnerable a las infecciones.
Existen perros más propensos al sobrepeso, son generalmente aquellos que podemos reconocer por tener una piel más gruesa, grasa y presentar pliegues. Estos perros, además, tienen generalmente un olor más profundo, que incluso puede resultar desagradable a olfatos sensibles. Entre las razas propensas a la obesidad encontramos los beagle, basset hound, cocker, labrador retriever y teckel. ¿Qué hacer? Con estas razas debes extremar la atención a su dieta, limitar al máximo los productos grasos y buscar snacks con bajo contenido en grasas.
La obesidad afecta en mayor medida a los gatos, porque al no salir de casa tienen un ambiente más limitante a la hora de hacer ejercicio. Por mucho que un gato haga auténticas piruetas en el aire, el ejercicio que los perros demuestran jugando entre sí quema muchas más calorías. La alimentación del animal es clave si nuestra mascota no es muy activa, en el caso de los perros no vigilar la cantidad de pienso que ingiere y darle comida de la familia de forma arbitraria pueden ser los motivos para un sobrepeso.
Es cierto que uno de los motivos del sobrepeso de los perros es la castración. Tras ello es necesario replantear su alimentación y vigilar muy bien los límites, esto debes hacerlo bajo el asesoramiento del veterinario. Los perros castrados dejan de necesitar alrededor de un 30% de las calorías que ingieren antes de la castración, esto tiene que ver con las hormonas sexuales que producen, y al no necesitarlas su organismo hace una reestructuración de los recursos de los que dispone, en concreto de la energía, y eso afecta a su metabolismo. Tanto perros y gatos castrados o esterilizados se vuelven más sedentarios, y la falta de ejercicio llevada al límite es una invitación directa a la obesidad.
Sin embargo, hay perros y gatos que parecen engordar más bien por la edad, cuando empiezan a vivir sus últimos años, es entonces cuando podemos notar una mayor tendencia al sobrepeso. Esto está relacionado con la falta de ejercicio de esas etapas más avanzadas, en especial si el animal ya tiene algún problema de salud que le imposibilita moverse o lo dificulta. Una vez que un perro o gato ve limitado su ejercicio empezará a comer más para compensar su deseo de actividad, a engordar más y a no quemar las calorías son el juego que hace crecer las reservas de grasas y calorías en el cuerpo de tu mascota. No olvides que el ejercicio es importante para tu mascota, tenga la edad que tenga, foméntalo. Si tienes un perro, sal a jugar a la calle, trata de que se integre con otros canes y que participe activamente en carreras y búsquedas, en la medida de sus posibilidades. Si tienes un gato, busca juegos que puedas realizar con él, utiliza tu imaginación y juguetes, ahora existen en el mercado muchos pequeños juegos que ponen a prueba sus instintos de caza y su cuerpo.
Una lesión ósea puede abrir la puerta a la obesidad, sin ejercicio no hay equilibrio físico. Pero también existen otras enfermedades que afectan a perros y gatos y que son desencadenantes del sobrepeso, como la diabetes o el hipotiroidismo. Además, existen medicamentos específicos que pueden hacer coger unos kilos de más a perros y gatos, como los glucocorticoides o los anticonvulsivos.
Si tu perro o gato tiene obesidad y no está motivada por una enfermedad concreta o por estar recibiendo una medicación que tenga este efecto secundario, la forma de solucionarlo es simple y muy similar a la que optaríamos con humanos. Hay que definir y respetar una dieta saludable y sin excesos. Probablemente tu mascota deberá comer menos y en intervalos más cortos. Recuerda que los snacks son muy prácticos para no generar ingestas pesadas. Como en el caso de los humanos, el efecto rebote es muy temido en animales. Fija objetivos asumibles y a medio plazo, no creas ni en las dietas milagro ni en que esta esta situación va a tener un desenlace instantáneo. El efecto rebote de una dieta veloz es perjudicial para humanos y perros por igual, los kilos que pronto se van, pronto regresan.
