La noche de San Juan, los San Fermines, Las Fallas, cualquier celebración ruidosa, incluso una tormenta, pueden convertirse en un suplicio para muchas de nuestras mascotas y disparar sus niveles de estrés y ansiedad. ¿Qué podemos hacer para ayudarles? En primer lugar, comprender por qué se asustan tanto los animales con los petardos.
“Es fácil entender que para un perro (y un gato), cuyo oído es mucho más sensible que el nuestro, estos ruidos sean muy desagradables y, además, suelen ser repentinos e inesperados, lo cual puede agravar aún más su miedo, porque no puede predecirlo. Y no podemos olvidar lo siguiente: no pueden identificar el origen y, hagan lo que hagan y vayan donde vayan, no pueden escapar de ello. Todo ello hará que se sientan muy inseguros y vulnerables”, explica la veterinaria y especialista en comportamiento animal Adriana Mármol, de la Clínica Veterinaria Triavet, en Sant Cugat del Vallés.
Por otro lado, pueden influir experiencias negativas pasadas, así como una deficiente socialización en la edad temprana con estos estímulos. La genética también tiene mucho que decir, ya que el miedo es algo que se puede heredar.
Otro de los aspectos que hace que los animales sientan más miedo a los petardos es su capacidad de anticipar y crear asociaciones. “El perro es capaz de asociar ciertos estímulos con lo que va a venir después. Esto hará que comience a mostrar signos de miedo y ansiedad antes de que seamos conscientes de lo que está pasando”, señala la especialista.
Por ejemplo, un perro que al escuchar en la televisión un partido de fútbol, ya muestra signos negativos está asociando esos sonidos con la celebración con petardos, gritos y otros ruidos estridentes que ha vivido con anterioridad.
Ahora que sabemos por qué estas celebraciones les crea tanta ansiedad, comprenderemos que hay que tratar de calmarles. ¿Y cómo hacerlo? Mostrándonos tranquilos y transmitiéndoles esa serenidad. Sobre todo, sin perder los nervios al verlos tan angustiados. “Hasta hace bien poco, solíamos decir a las personas que convivían con un perro con miedos, que lo ignoraran, ya que se creía que si estaban encima de ellos podían estar reforzando sin querer esa reacción. Pero recientes estudios nos indican que no es así y que podemos intentar calmar a nuestro perro cuando muestra signos de miedo. Por ejemplo, acariciándole, hablándole con voz tranquila, dándole un juguete, etc, ya que el miedo es una emoción y no puede reforzarse. En cambio, si lo ignoramos, nuestro perro podría sentirse en una situación de abandono”, advierte la experta en comportamiento animal.
Estos otros consejos pueden ayudarte a calmar su miedo.
Respeta su zona segura. Uno de los trucos para que nuestra mascota se sienta más tranquila es tratar de crear con antelación una zona segura. Es decir, un lugar donde el animal se sienta sereno y sepa que está a salvo. Algunos perros ya tienen elegido su propio ‘refugio’, es ese lugar donde van cada vez que sienten miedo (debajo de la cama, la ducha, etc). Si es el caso, deberemos respetar su lugar y trabajar ahí su miedo.
Trabaja una zona silenciosa. Si no tiene una zona elegida, esogeremos un lugar de la casa donde menos se escuchen los ruidos externos, y colocaremos una caja de cartón, un trasportín (con la puerta abierta), o similar, dónde colocaremos una mantita y, durante algún tiempo previo a los días críticos, intentaremos positivizar ese lugar. ¿Cómo? Dándole premios allí, caricias, también podemos jugar con él, dejaremos sus juguetes preferidos, etc. Es decir, haciéndole ver que en ese lugar solo van a pasar cosas buenas.
Amortigua el sonido. Por otro lado, es recomendable tratar de colocar mantas en las ventanas o encima de la caja/trasportín que hemos trabajado para amortiguar el sonido de los petardos. Podemos también poner música un poco alta para enmascarar los sonidos exteriores o la radio.
Utiliza un difusor de feromonas. Es muy recomendable colocar en la zona segura un difusor de feromonas apaciguante canina, que les ayudará a estar más relajados.
Dale agua. Si seguimos todas estas pautas, podemos conseguir que cuando nuestro perro se sienta mal recurra a su zona segura. Eso sí, “como es probable que el perro no quiera salir de allí durante horas, nos aseguraremos de que tenga siempre a disposición agua fresca”, recuerda Adriana Mármol.
En algunas ocasiones, cuando la ansiedad y el miedo que sufre nuestro perro pone peligro su bienestar (si lo pasa muy mal y se pone muy nervioso) sí es conveniente recurrir a la medicación. Pero siempre debe ser el veterinario, a ser posible, aquel que conozca a nuestra mascota, quién debe prescribirla y recomendar qué fármacos debemos darle.
Por otro lado, es muy importante resaltar que hay medicaciones que antes se aconsejaban y que ahora se sabe que se deben evitar. “Durante muchos años, se usaban medicamentos como la acepromazina. Este compuesto que se vende con distintos nombrs comerciales puede tener graves efectos secundarios. Actúa anulando la capacidad de moverse. El propietario puede interpretar que está tranquilo. Sin embargo, el animal sigue sintiendo todo lo que está pasando a su alrededor, sufre el mismo miedo pero con el agravante de que no puede moverse, lo que ocasiona mayor angustia. Por tanto, es importante evitar a toda costa medicamentos que lo contengan y si nos lo recetan, pedir una segunda opinión”, alerta la especialista.
También podemos recurrir a las plantas. De hecho, existen numerosos productos naturales en el mercado que carecen de efectos secundarios y que pueden ayudar a nuestro animal a superar el miedo a los petardos o a pasar el trance con mayor calma. Hay que insistir, no obstante, que natural no significa inocuo y que siempre hay que consultar al veterinario, sobre todo si está tomando otras medicaciones ya que podría haber interacciones con otros fármacos.
También podemos utilizar feromonas, que son sustancias inocuas para nuestro animal.Sin embargo, hay que tener presente la respuesta a estas sustancias depende del grado de miedo que muestre nuestro animal y pueden no ser suficientes por sí solas. Como siempre, os recomendamos consultar al veterinario o a un experto en comportamiento animal.