La motivación es la energía que nos permite actuar, movernos, tomar decisiones. En todos los aspectos de la vida, también en el trabajo. Y es que la empresa que tiene motivados a sus trabajadores, tiene un activo impagable. Pero lo cierto es que, a medida que pasa el tiempo, no es extraño que se vaya perdiendo esa energía, esa pasión por lo que hacemos en nuestro entorno laboral. ¿Es algo normal, que sucede inevitablemente con el paso de los años? “Es normal, pero no es inevitable, puede suceder en pocas semanas o con el paso de los años, el tiempo que pase para que un trabajador se desmotive, dependerá de su nivel de trabajo personal, de su esfuerzo por mantener el nivel de interés, motivación y entusiasmo por el desarrollo de su trabajo”, nos cuenta Valle Molinero, Co-Directora de Co&Co Training.
Podemos encontrar las distintas fuentes de esa energía o motivación según:
Hay diversas causas que pueden influir en que llegue un momento en el que perdamos la motivación en el trabajo, entre los que podemos destacar los siguientes, aunque puede haber muchos más.
-Influye mucho la realización de tareas repetitivas, carentes de la necesidad de aportación de ideas creativas o iniciativa.
-También un excesivo control por parte de superiores.
-La presencia de un clima laboral enrarecido.
-La falta de progreso.
-La ambigüedad en los roles.
-Una mala comunicación.
“Estas causas pueden llevar al trabajador a perder el entusiasmo y la disposición para llevar a cabo las tareas encomendadas, a perder esa energía por la fuerza de la costumbre, porque se habitúa a la recompensa por la tarea y se vuelve más exigente, la recompensa obtenida deja de ser percibida como tal, para pasar a ser algo habitual, un derecho adquirido independientemente del desempeño”, nos explica Valle Molinero.
“Cada vez que alcanzamos una meta, se produce una descarga de dopamina en nuestro cerebro, la dopamina nos proporciona placer y de forma instintiva buscaremos replicar ese placer acudiendo a la misma fuente, así, si diseñamos el camino hacia los grandes retos, con pequeñas metas ‘volantes’ con un cierto grado de dificultad pero alcanzables, que requieran un cierto grado de esfuerzo pero que no nos dejen extenuados, lograremos mantener un nivel de interés activo a lo largo de todo el día y a lo largo de todos los días”, nos detalla la experta.
¿Conviene, en ocasiones, alejarnos de nuestra zona de confort en lo que a trabajo se refiere? “Salir de la zona de confort implica esfuerzo, y riesgo, nuestro mecanismo de supervivencia nos dirige siempre a mantenernos en lo conocido, aunque no siempre sea tan cómodo. Incómodo pero conocido implica seguridad de mantenimiento y ahorro de energía. Sin embargo, si lo que queremos es crecer, evolucionar, aprender, sentirnos vivos, sentirnos útiles, sentirnos felices, deberemos animarnos a buscar retos, los retos nos obligan a cambiar formas de pensar, nos ponen en la necesidad de buscar alternativas, de ser creativos, resolver problemas, cada nueva solución encontrada es una nueva estructura mental que nos hará más inteligentes, más sabios y felices”, nos explica la experta.
Hay muchas cosas que podemos hacer para recuperar la motivación perdida, algunas de ellas son:
-Rememora qué te llevó a hacer lo que estás haciendo, cuáles eran tus motivaciones iniciales.
-Olvida tus rumiaciones y deja de darle vueltas a lo mismo todo el rato.
-Identifica qué es lo que te está frenando y cámbialo.
–Concéntrate en lo que estás haciendo en este momento.
-Rodéate de personas positivas y afines.
–Asume riesgos con una mentalidad positiva.
-Busca personas a las que ayudar en tu trabajo.