El salón es el corazón de la casa, el lugar en el que pasamos más tiempo. Por eso es importante que tratemos de lograr que sea cómodo y acogedor. Hay varias ideas que podemos poner en práctica para lograrlo sin tener que hacer una reforma en toda regla. Aquí tienes algunas sugerencias que pueden ayudarte.
Si tratamos de definir de forma certera el salón de la mayoría de las casas, podremos decir que se trata de espacios multifiuncionales en los que realizamos numerosas actividades diferentes. Es un lugar de descanso y relax, el ámbito de reunión con amigos, el espacio para disfrutar de series y películas, un rincón de lectura, etc.
Además de la diversidad de actividades que se realizan en el salón es importante destacar que es un espacio que usan diferentes miembros de la familia, con inquietudes y rutinas distintas. Por todo esto es fundamental lograr un salón confortable. La comodidad y la funcionalidad han de ser prioritarias.
Este es el primer paso que debemos dar en la búsqueda de un salón más confortable. No deberíamos meter ningún mueble en este espacio sin haber definido cada zona: el espacio de estar, el comedor, un rincón de lectura, etc.
Debe existir una buena circulación en tu salón, de forma que puedas moverte con libertad y comodidad. Si tu salón ya está amueblado y consideras que la distribución deja mucho que desear, prueba a retirar algún elemento: una butaca, una mesa auxiliar, etc. Quédate con los muebles imprescindibles y comienza de cero.
Seguramente te encante ese sofá tamaño XXL y muy probablemente resultará muy cómodo. Sin embargo, si tu salón es pequeño, no quedará demasiado bien en él. Cuando los metros cuadrados brillan por su ausencia no queda otra opción que tratar de elegir muebles pequeños.
De lo contrario el espacio se satura, se llena demasiado y el ambiente es agobiante. Elige mesas de centro pequeñas y ligeras que se puedan trasladar fácilmente si es necesario.
Un consejo: valora la posibilidad de poner muebles que cumplan varias funciones, como un banco o un puff con almacenaje.
No es la primera vez que hablamos del increíble potencial que tienen los colores a la hora de transmitir sensaciones a un espacio. Pueden conseguir que un salón parezca más grande o más pequeño de lo que es, o que resulte más o menos cómodo.
Para lograr esto último es buena idea elegir una paleta cromática sencilla, que transmita calma y paz en lugar de agitación. Los tonos neutros, algunos colores oscuros pero esenciales, te ayudarán a conseguirlo. Por el contrario, conviene huir de los colores chillones y de los contrastes llamativos.
Sabemos que el verano no es el mejor momento para hablar de alfombras… ¿o sí? Sea como sea es un elemento capaz de subir los niveles de confort de tu salón de manera drástica.
Piensa en el invierno que vendrá y decídete por un modelo mullido: será un buen aislante contra el frío, amortiguará el sonido de las pisadas, protegerá tus suelos y te ayudará a delimitar diferentes zonas en tu salón.
Un consejo: si quieres más confort, elige dos alfombras y coloca una encima de la otra, en una superposición original.
Son un elemento imprescindible en el sofá, para ver la tele o echar una pequeña y saludable siesta. Aumentan de forma significativa la comodidad del salón, aunque es importante elegir el número adecuado de cojines, que no sean demasiados ni muy pocos.
Además de añadir confort, también decoran tu salón, si eliges telas bonitas lisas en colores de acento o estampadas. Un consejo: busca tejidos de tacto suave, lavables y de fácil mantenimiento, y rellenos que no se deformen con el uso.
Es uno de los materiales naturales que transmiten mejor la sensación de confort, de calidez. Elige una madera sencilla de un tono claro y conviértela en protagonista del salón: puede estar en el suelo, en los muebles y en otras superficies. Además, es perfecta sea cual sea el estilo decorativo que defina el espacio: clásico, moderno, nórdico, industrial, etc.
