La movida de la piel no bronceada esgrime varias razones de salud, estéticas y hasta del modo de disfrutar el verano. Aparece el tema del envejecimiento prematuro de la piel, las arrugas, la falta de luminosidad, la deshidratación, las manchas y, lo más grave, el cáncer de piel. También, que ya no resulta divertido tirarse como un lagarto bajo el sol, que se disfruta más leer o hacer otra actividad, vestido o en la sombra, y que ya no pesa tanto demostrar que el color en la piel es la prueba de que nos fuimos de vacaciones.
¿Tomar sol es una moda que “ya fue”? ¿Estamos en la era del bronceado cero? Por décadas, con mucho auge en los años 80 y 90, se rindió tributo al bronceado como sinónimo de belleza y salud. Sin embargo, en los últimos años, poco a poco –coinciden las especialistas consultadas por Infobae– se fue generando más conciencia sobre los daños del sol.
Así, por una cuestión de cuidado de la piel y también por preferencia estética, cada vez más mujeres –son pocos los hombres preocupados por esta situación–, sobre todo las que tienen entre 20 y 30 años, prefieren volver de sus vacaciones casi sin tomar color. Sombreros de ala ancha, protectores de graduación 50 para arriba y horas prohibidas son el cóctel perfecto para lucir su piel natural en pleno verano.
Varias famosas locales e internacionales se sumaron en los últimos años a esta tendencia y abrieron la puerta a un debate sobre los cánones de belleza actuales. Por estas tierras, Guillermina Valdés, Nacha Guevara y Andrea del Boca son algunas de las predicadoras de la no exposición solar. Fronteras afuera, Madonna, las actrices estadounidenses Nicole Kidman, Liv Tyler, Anne Hathaway, Gwyneth Paltrow, entre otras celebridades.