Según los expertos en nutrición y dietética la dieta vegetariana es saludable, nutricionalmente adecuada y se puede llevar a cabo en cualquier momento de la vida, incluyendo el embarazo y la lactancia. Eso sí, para que todo esto ocurra, y la salud tanto de la mamá como del bebé no corra ningún riesgo, la dieta vegetariana debe estar bien planificada. Y es que, si ya debemos tener especial cuidado con la alimentación y que los valores nutricionales sean siempre óptimos en aquellas personas que optan por llevar una alimentación basada en los vegetales, durante la lactancia ese control debe ser todavía mayor; ya que a través de la leche materna estaremos transmitiendo a nuestro bebé todos nuestros nutrientes.
“La lactancia materna exclusiva es muy demandante a nivel energético para cualquier mujer. Todas las mamás, pero en especial las mujeres vegetarianas deben tener en cuenta que sus necesidades van a aumentar no solo en forma de calorías, si no en cuanto a densidad nutricional en cuanto a macro y micronutrientes. Y es en este punto, las mamás vegetarianas deben prestar más atención a cómo está compuesta su alimentación. Otro aspecto muy importante que toda mujer debe tener en cuenta es la abundante hidratación”, aconseja Rebeca Díaz, dietista especializada en salud integral de la mujer (@rebeca.diaz_nutricion).
Toda mamá que da el pecho, “lleve o no una alimentación saludable, le estará dando a su bebé la mejor comida que le puede proporcionar”, dice la experta y aclara: “Sin ánimo de alarmar a ninguna mamá a que piense que la leche de fórmula será mejor opción porque ella no se alimenta correctamente”.
Por tanto, cualquier mujer en periodo de lactancia debe llevar una dieta que sea densa en nutrientes y componerse de proteínas de calidad como base. Esto significa: “Alimentos que aporten todos los aminoácidos esenciales, grasas saludables, priorizando aquellas que provengan de aceite de oliva virgen extra, frutos secos, aguacate, coco, lácteos de oveja y cabra a tolerancia digestiva, etc, e hidratos de carbono en forma de frutas, verduras y tubérculos principalmente”, especifica la dietista. Con ello, la mamá estará proporcionando las calorías, proteínas, minerales y vitaminas necesarias para producir una leche alta en nutrientes.
Para aquellas mamás que opten por una dieta vegetariana, “el consumo de hidratos de carbono complejos en forma de granos, cereales y legumbres se eleva necesariamente por su aporte de aminoácidos. Y esto, si no se balancea bien puede suponer un problema por dos motivos”, nos explica la experta:
La gran mayoría de los nutrientes necesarios durante la época del posparto y la lactancia son de origen animal, y aunque es posible encontrarlos en fuentes vegetales, estos son de difícil absorción. Por ello, es importante que “todas las madres se suplementen tras dar a luz, las vegetarianas más todavía y, especialmente, las veganas”. De cualquier modo, la suplementación siempre se debe pautar de forma personalizada y “atendiendo al contexto de cada mujer, su alimentación y su capacidad de absorción”, explica la experta.
Es importante saber que algunos de los nutrientes más importantes durante el embarazo y la lactancia son:
Por ello, es imprescindible continuar con la suplementación que se tomaba durante la gestación, incluso antes de concebir. “El gran error de muchas mamás es dejar la suplementación que llevaban durante todo el embarazo, muchas incluso desde la búsqueda, durante el postparto. Recuerda que el postparto es un momento donde tu cuerpo necesita muchos nutrientes, no solo para alimentar a tu bebé, si no para recuperarte de todo el proceso de cambio que tu organismo ha experimentado durante todos estos meses y por supuesto del parto”, asegura.
Uno de los hitos más importantes sobre la formación de la microbiota del bebé y, por tanto, en gran medida de su salud digestiva e inmunitaria es “el posible traspaso de microorganismos de la madre al pequeño a través de la placenta durante el embarazo, aunque no hay suficiente consenso al respecto”, nos cuenta la experta. Mientras lo que sí podemos afirmar es que el tipo de parto, ya sea vaginal o cesárea, “será concluyente a la hora de formar la microbiota del bebé puesto que en ese momento el pequeño entra en contacto con la microbiota vaginal de la madre (o no, si es cesárea)”, añade.
Y el segundo hito de la conformación de la microbiota del niño tras el parto es la lactancia, ya que “en un solo mililitro de leche materna se detectan entre mil y cientos de miles de bacterias. Con esta información, lo deseable sería haber empezado el embarazo en un estado de eubiosis, es decir, con una microbiota sana en la mamá, y seguir cuidando esta microbiota durante el embarazo para llegar a unos niveles óptimos de lactobacillus, pero sobre todo de bifidobacterias, durante la lactancia, recurriendo si es preciso a suplementos probióticos con cepas específicas”, concluye la experta.
