¿Quién no se ha enamorado y ha sentido mariposas en el estómago? ¿O ha tenido miedo y ha necesitado ir con urgencia al baño? Todo esto no hace sino demostrar a la perfección, tal y como nos cuenta María Real Capell (@mariarealcapell), farmacéutica, nutricionista y psiconeuroinmunoendocrina, la conexión entre el sistema nervioso y el sistema digestivo. “Seguramente más de uno por desgracia ha sentido un pinchazo muy fuerte en el vientre después de una mala noticia, o quizás un nudo en la garganta… esto también ejemplifica la conexión entre sistema nervioso y sistema digestivo”, nos cuenta la experta, que añade que existe una fuerte conexión entre tener problemas de salud mental (ansiedad, estrés, insomnio, etc) y tener síntomas gastrointestinales (dolor, estreñimiento, reflujo, diarrea, etc).
Tal y como nos detalla la especialista, cuando uno está muy estresado lo primero que hace es liberar cortisol y esto afectará negativamente a la digestión. A continuación, disminuye el flujo sanguíneo de la mucosa y la digestión pasa en segundo plano porque todo el cuerpo está en alerta y el cuerpo no quiere malgastar energía con la digestión ya que quiere a todos los órganos en alerta.
-“También se producen cambios en las secreciones digestivas y alteraciones en la motilidad intestinal. A algunas personas les dará por tener muchas ganas de ir de vientre y otras sin embargo tendrán estreñimiento unos días”, nos explica.
-También cuando uno está estresado deja de segregar jugos gástricos y la calidad de la digestión empeora.
-Muchas personas con estrés sostenido en el tiempo tienen falta de ácido en el estómago y esto les provoca padecer sobrecrecimiento intestinal en el intestino delgado (SIBO).
-El estrés además nos puede llevar a tener cambios a nivel conductual con la comida y podemos comer demasiado o dejar de comer.
-El síndrome del intestino irritable (ya sea con predominio de diarrea o de estreñimiento) tiene causa multifactorial pero el estrés tiene una parte de la culpa muy importante.
-Hay enfermedades digestivas más graves como la colitis ulcerosa que dependen también del sistema nervioso, de hecho, los pacientes relacionan mucho estados de alto estrés con la aparición de brotes de colitis ulcerosa.
El sistema nervioso (formado por el cerebro y una compleja red neuronal) y el sistema digestivo (liderado por el intestino) están en constante comunicación bidireccional y se mandan información durante todo el día desde que nacemos hasta que morimos. Así, la experta nos cuenta que las comunicaciones se dan por varios mecanismos, y menciona lo siguientes:
“Ahora que ya se ha entendido que lo que comemos tiene repercusión tanto a nivel digestivo como a nivel mental estos tips nos pueden ayudar”, nos sugiere la especialista.
-Toma solo antibióticos si te los receta el médico. Si tienes antibióticos en casa que te han sobrado de una pauta anterior los debes llevar a la farmacia en el punto SIGRE para evitar que te los autoadministres. El uso indiscriminado de antibióticos genera resistencias y además disminuye la diversidad en la microbiota.
-Respira con el 4-7-8 varias veces al día. La respiración 4-7-8 realizada únicamente dos minutos ya tiene capacidad para mejorar la función digestiva. Es muy fácil de hacer: se inhala en 4 segundos. Se aguanta el aire 7 segundos y finalmente se exhala el aire poco a poco durante 8 minutos. Solo haciendo este ejercicio 2 minutos ya cambia el estado del intestino porque esto es una respiración parasimpática que activa el nervio vago y por ende a parte de mejorar el intestino relaja el cerebro.
-Es muy importante moverse para mejorar la salud digestiva y la comunicación cerebro e intestino. Sin movimiento es imposible que haya buena salud digestiva. Por lo tanto hay que andar mínimo 10.000 pasos diarios y también es conveniente entrenar ejercicio de fuerza. “El ejercicio de fuerza por ejemplo sube la bacteria Akkermansia muciniphila que ya he comentado que es importante en salud mental”, detalla.
-Se ha visto que las personas con mascota (gato o perro) tienen una microbiota más diversa, y si tienen perro y lo pasean, como tienen que andar pues todavía mejor salud intestinal. Si no se puede tener perro o gato por problemas de espacio o convivencia, tener plantas en casa a parte de que mejora la calidad del aire de nuestro hogar también enriquece nuestra microbiota.