La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que hay más de 55 millones de personas a nivel global que viven con problemas asociados a la demencia. Una cifra que es previsible que aumente hasta los 78 millones para el año 2030 y a 139 millones en 2050. Datos desalentadores que nos revelan una necesidad que habría que atender cuanto antes. Mientras, lo único que nos queda es convivir con esta enfermedad hasta que exista una cura. Y los nietos son una pieza clave en su bienestar. Así lo demuestran los últimos estudios, que aseguran que el contacto de los más pequeños con los mayores con demencia contribuye a mejorar su estado de ánimo y a estimular sus capacidades cognitivas. El entorno familiar es, por tanto, fundamental. Así como “tener las herramientas adecuadas para tratar con ellos y seguir reforzando estos vínculos familiares que tanto les ayuda”, nos explica el Dr. David Curto, director médico de la Unidad de Calidad e Innovación de Sanitas Mayores.
La demencia representa una pérdida de funciones mentales que interfieren en el normal desarrollo de las actividades de la vida cotidiana de la persona que lo padece. Es un nombre genérico que engloba el conjunto de síntomas y signos que producen determinadas enfermedades y alteraciones que afectan al funcionamiento normal del cerebro. Podemos hablar de cambios de personalidad, de conducta o de estados de ánimo.
Se caracteriza, por tanto, por ser una patología que, si bien presenta ciertos patrones comunes, “se puede llegar a manifestar de una manera muy distinta en cada persona”, nos explica el experto. Asimismo, a medida que avanza la enfermedad, los pacientes tienen diferentes necesidades en función del grado de afectación y la velocidad del desarrollo de los síntomas”. Así, “es una enfermedad cuya evolución es difícil de prever a largo plazo, hay que tratarla día a día”, nos dice.
Su complejidad genera “un fuerte desgaste psicológico y emocional en el entorno familiar”, nos dice el experto. Por ello, es fundamental contar con las herramientas adecuadas para tratar con ellos y seguir fomentando esos vínculos familiares creados. En este caso, los nietos se convierten en algo indispensable. “Es especialmente importante involucrar a los más pequeños en estas tareas”, nos explica el experto. Su aportación puede llegar a ser enorme, pero “hay que hacerles comprender qué les ocurre a sus abuelos y cómo deben acercarse a ellos”, porque muchas veces son ajenas a esta situación.
Sin embargo, hacerlo reportará a nuestra vida familiar múltiples beneficios, no solo para el propio desarrollo de los niños, sino también para mejorar la calidad de vida de los mayores”, nos explica, en esta ocasión, Andrea Trujillo, psicóloga de BluaU Sanitas.
Para poder obtener estos beneficios descritos, nos explican los expertos, es esencial ofrecer a los niños ciertas pautas que les permitirán entender cómo deben actuar en cada situación. Algunos consejos para ello serían: