Con el comienzo del curso, hay personas que se plantean un cambio a nivel laboral. Hay quienes incluso están inmersos en procesos de selección en estos momentos, realizando entrevistas de trabajo. Y lo cierto es que no existen dos entrevistas de trabajo iguales, tal y como explica Florángela Murcia, instructora de Udemy. Y es que todo depende del puesto de trabajo al que optemos, del sector que nos ocupe o de la persona que lidere el proceso de selección. Pero sí que podemos encontrar ciertas similitudes, incluso en las realizadas de forma telemática, algo que sucede con frecuencia en la actualidad, debido a la pandemia, pues lo cierto es que la conversación se centrará en responder a tres cuestiones clave:
Partiendo de estas premisas, podemos y debemos preparar nuestras respuestas, para contestar de la mejor forma a estas cuestiones. Y es que la experta insiste que está demostrado que una buena preparación de la entrevista nos puede ayudar a destacar entre el resto de candidatos y, por tanto, aumentar nuestras posibilidades de éxito. Un ejemplo claro es que hay que tener, por ejemplo, cierto cuidado, pues en ocasiones caemos en el error de pensar que es mejor hacer uso de un lenguaje espontáneo en una entrevista de trabajo. No siempre lo es.
Resulta fundamental, por lo tanto, conocer los motivos por los cuales es importante prepararse una entrevista antes de realizarla, teniendo en cuenta las preguntas que pueden realizarnos, así como cuáles son estas palabras que nos ayudarán a construir un discurso favorable. ¿Cómo lo podemos conseguir? Hay que tener en cuenta tres factores:
1. Durante la entrevista, al igual que sucede en cualquier otro proceso de comunicación entre personas, se producen dos conversaciones simultáneamente: la conversación entrevistador-candidato y la que mantiene el candidato consigo mismo. Estamos ante lo que se denomina diálogo interno.
Tal y como explica la experta, este diálogo afecta directamente al ritmo de la entrevista, por lo que es importante tenerlo controlado de tal forma que no afecte negativamente a nuestro desarrollo durante la misma. Y es que no puedes olvidar que si nos hablamos a nosotros mismos con palabras con connotaciones negativas o inseguras, esto se verá reflejado en el encuentro con el entrevistador. ¿Cómo podemos evitarlo? Debemos realizar una preparación previa para evitar estos pensamientos, de tal forma que esquivemos esas palabras y aumentemos nuestra confianza y seguridad.
2. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que es importante controlar ciertas palabras a la hora de presentarnos ante el entrevistador. Las palabras que nos etiquetan pueden limitar la percepción de nuestras capacidades reales. Por eso es importante preestablecer una descripción de nosotros mismos, ya que así podremos evitar esas palabras negativas que resultan de una rápida respuesta. Dos ejemplos claros que deberíamos evitar: “soy desordenado” o “soy impaciente”. ¿Qué alternativas tenemos? Si te preguntan, por ejemplo, cuál es tu principal defecto, debemos responder con frases como “en ocasiones puedo desordenarme por el afán de conseguir mi objetivo, pero ahora soy consciente de eso y he adoptado técnicas de priorización y manejo del tiempo de manera que cada vez me pasa menos”.
La experta da otro ejemplo práctico: hay ocasiones en las que tendemos a hablar de nosotros minimizando nuestra oferta profesional, con frases como “casi no tengo experiencia” o “lo que hice fue muy poco”. Hay que evitarlas y tratar de contar, por el contrario, qué actividades sí hicimos y qué logramos con ellas.
3. Por último, es importante conocer previamente palabras de acción que podamos utilizar durante la entrevista. A veces, los entrevistados hablan de una manera muy general y no permite al entrevistador identificar su propio aporte a la empresa o proyecto. De nuevo, el lenguaje que se elige es muy importante. Así, tendemos a expresar nuestra experiencia de forma genérica, como puede ser “apoyo en actividades realizadas por el departamento de Gestión de Talento Humano en el marco del clima y cultura organizacional”. En cambio, durante la entrevista, debemos explicar exactamente qué se hizo, qué se esperaba y cuáles fueron los resultados obtenidos. Hay palabras clave que nos ayudan a conseguirlo, palabras de acción en primera persona y pasado, como pueden ser “diseñé, planifiqué o dirigí”.
“En definitiva, debemos articular y preparar un discurso que permita potenciar nuestras habilidades y experiencias, en virtud de posibles debilidades o puntos de mejora. Y es que a pesar de que el lenguaje no verbal pueda resultar mucho más impactante como hemos visto, las palabras juegan un rol muy importante en las entrevistas”, concluye la experta.