Se llama planta antorcha (Aloe aristata) por su peculiar forma de roseta con hojas triangulares rematadas con un cilio en la punta (ese pelo es tan característico como sus pequeñas espinas blancas, que la motean). Se trata de una bella suculenta tan resistente y con tan pocas necesidades hídricas que te va a enamorar si eres una persona un poco olvidadiza con el cuidado de tus plantas y, en especial, su riego.
Como habrás podido imaginar por su nombre botánico, la planta antorcha forma parta de la inmenso familia Aloe, de cuyo género la más conocida es el Aloe vera. Te vamos a contar todos los secretos para que cuides de tu Aloe aristata y lo mantengas siempre esplendoroso.
Este aloe enano es originario de Sudáfrica y Madagascar, dato que indica que la planta es de clima cálido y que resiste estar a pleno sol. Así que podrás cultivar tu planta antorcha en el jardín (incluso en uno de rocalla) o en maceta, aunque si la tienes en interior deberá situarse en un lugar que reciba mucha luz.
¿Qué resistencia tiene al aire libre? Pues buena si el invierno es suave, ya que incluso puede soportar que el termómetro pase puntualmente a marcar temperaturas bajo cero. En exterior esta variedad es habitual cuando se diseñan jardines secos, si la pluviometría de la zona es la adecuada, pues no se sentirá cómoda en regiones donde llueva bastante.
Las flores de la planta antorcha, de un alegre color anaranjado o rojizo, crecen en espigas del tallo floral. Las inflorescencias resultan beneficiosas para el jardín y el huerto, dado que atraen a pájaros e insectos polinizadores, al ser ricas en néctar. Puedes aprovechar esta circunstancia para instalar un hotel para insectos en tu terreno.
Esta variedad no requiere poda, pero sí que después de la floración cortes el tallo floral por la base.
Las plantas suculentas almacenan agua, por lo que no deben ser regadas con frecuencia, pero precisan un suelo bien drenado para que no enferme por pudrición. ¿Cuál sería el ideal? Un sustrato arenoso, para que haya un correcto drenaje y no acumule humedad en sus raíces.
Si vas a plantar el Aloe artistata en maceta, pon un lecho de grava o de bolas de arcilla primero y luego rellena con tierra para plantas crasas. Así evitarás el exceso de agua que no tolera esta bella planta africana.
No requiere mucho riego y es tolerante a la sequía, además, insistimos con el mensaje de que sobre todo es el exceso de agua lo que puede dañarla. Por ejemplo, si tienes un plato bajo la maceta no debes olvidar vaciarlo. Le conviene el riego con agua de lluvia o no calcárea y que esta se encuentre a temperatura ambiente.
Por cierto, el cilio del que te hablamos al inicio del reportaje, ese pelillo terminal, es un buen semáforo de si te estás excediendo con el riego, pues se volverá negro. Si detectas este cambio de color reduce la frecuencia; ten en cuenta que durante el invierno casi puedes olvidarte de los aportes hídricos.
Se parecen tanto que prácticamente no se pueden distinguir, salvo precisamente por el ‘pelo’ en la punta que sí luce la planta antorcha, pero no la planta cebra (Haworthia fasciata), en la imagen. La floración también es distinta, pero los cuidados entre ambas suculentas no distan mucho.
Comparado con otros Aloes, es de crecimiento alto, aunque no va a alcanzar nunca un gran tamaño pues de adulto suele medir unos 30 cm. El trasplante del Aloe aristata conviene que sea anual y, de realizarlo podrás evitar los aportes de abono que sí le viene bien en primavera y verano.
Cuando efectúes el cambio de maceta (la mejor época para hacerlo es a inicios de la primavera) recuerda que en el fondo debes colocar elementos para un buen drenaje que, de este modo, evitarán la pudrición y la aparición de diversos hongos.
En realidad, prácticamente tan solo debes preocuparte de no pasarte con el riego y que el suelo esté bien drenado, dado que ello puede provocar pudriciones fúngicas. Por lo demás, en interior búscale un rincón soleado y realmente es muy complicado que le ataque alguna plaga. Mientras que si está en exterior sus principales amenazas son las cochinillas y los pulgones.
